sábado, 4 de abril de 2020

Volví a despertar sin ti.

Anoche soñé que vivíamos juntos en una casita en la montaña, que teníamos dos gatos y un perro. Que por las mañanas te despertaba con batidos de fruta y verdura recién hechos, por eso de que tú siempre has querido cuidarte, y después me dejabas perderme por tu cuello mientras te cepillabas los dientes.

Teníamos una habitación llena de estanterías con libros y en nuestra casa sonaba música todos los días de la semana.

En la entrada, colgada en la pared, juntos a las entradas de los conciertos de Vetusta Morla, teníamos una pizarra donde apuntábamos todos los conciertos a los que iríamos.

La nevera estaba repleta de imanes de los sitios donde estuvimos y de esos sitios del mundo en los que no habíamos estado pero en los que me moría de ganas de estar, contigo.

Soñé que vivíamos en una pequeña casita donde sólo cabían caricias y besos. Soñé que me curabas todos los males que yo misma me causaba. Que sonreías a todas horas y cantabas mientras yo escribía historias que nos iban a pasar.

Soñé que vivíamos juntos en una casita perdida en la montaña,
pero era solo un sueño;
y volví a despertar
sin ti.