Los que no solemos arriesgar tenemos que pensar en los resultados si amos un paso de más, adelante o atrás. Debemos sumar y restar las consecuencias de los acontecimientos. Somos presos de nuestro comportamiento, porque, si no sale bien, nos derrumbamos y sufrimos como nadie.
Llevo 12 meses lamentando un beso. Un simple beso. ¿Cuántos millones de besos por minuto se dan en el mundo? Y yo pago conmigo y con los demás el dar libertad a mis labios por primera y única vez en mi vida. Es el riesgo tomado sin medir las consecuencias. Y lo peor de todo es que por el camino he dejado sentimientos heridos. Heridos de verdad.
La canción se acaba y yo sigo bailando sola.
Prueba no superada."
No hay comentarios:
Publicar un comentario