domingo, 8 de noviembre de 2015
Tengo un minuto para reflejar todo aquello que no me dejaste tatuarte a base de caricias en la piel. Tengo exactamente sesenta segundos para que entiendas que aquello de que quien borra antes borra mejor es todo un mito. Tengo aproximadamente diez segundos menos que encajarían con el tiempo que tardé en buscarte en mi sonrisa. Cuarenta serían las veces que volví cuando juré no volver sobre mis pasos una vez más. Treinta caídas en las cuales en vez de levantarnos nos dedicamos a comprobar quién podía hacer más daño. Veinte los momentos de tu mano en los que por miedo a ser no fuimos creyendo equivocadamente que si no sería hoy, sería mañana. Y diez segundos te bastaron para convertirte en aquella herida que jamás podré cerrar.
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