El corazón es el que nos mantiene vivos, a una media de 80 pulsaciones por minuto. Hay veces que nos juega malas pasadas y los latidos se disparan. Nuestro corazón reacciona con energía a la primera señal, ante la posibilidad de perder la vida. Reacciona frente a las alteraciones emocionales que genera el estrés, al percibir la ansiedad que nos provoca una alegría inesperada. También reacciona ante el miedo a quedarnos solos, o ante la mala leche que se te pone cuando tu vida empieza a entrar en un callejón sin salida.
Nos pasamos la vida dándole vueltas a las cosas, no paramos de buscar razones inteligentes para hacer lo que queremos y también para justificar por qué no lo hacemos. Y en esta búsqueda entre razón y razón olvidamos que lo que perseguimos está ahí, al alcance de la mano, hasta coinseguir el ritmo que marca nuestro corazón.
Nuestro corazón nos alienta, nos enseña a darlo todo y a renunciar a todo por las personas a las que queremos. El corazón se empeña en mantenernos siempre vivos. Si notamos que se acelera es que vamos por el buen camino. El corazón nos mantiene vivos cuando nos empeñamos en sacar fuerzas de flaquezas y asumimos que sin riesgo no hay gloria. Tomar decisiones difíciles, elegir alejarnos cuando podríamos estar cerca, liberar de sus ataduras a alguien a quien queremos... Tan sólo se puede hacer siguiendo los latidos de tu corazón.
Si notamos que nuestro corazón se acelera es que habremos encontrado una razón para vivir y entonces la vida te cambia.
lunes, 15 de mayo de 2017
miércoles, 10 de mayo de 2017
Billete de ida sin vuelta atrás.
Dame un billete para vivir mi vida con vistas a la tuya, anda porfi. Déjame despertarme un sábado por la mañana y sentir tu respiración acariciando mi cuello o desvelarme un domingo de madrugada y encontrarte sonriéndome a mi lado. Quiero en mi vida esa sonrisa tan tuya que me quita la respiración cada vez que la sacas de paseo.
Por pedir pido no poder moverme a mis anchas en la cama porque el hueco que antes estaba vacío ahora lo ocupas tú. Quiero tener las mejores vistas al otro lado de mi cama y que París se muera de envidia.
Quiero saber que podré caminar de la mano contigo por Gran Vía sin tener que esconderme y que todo el mundo sabrá la suerte que tengo al tenerte en mi vida.
Quiero un billete que me permita estar a tu lado, en tus peores momentos. Esos en los que no quieres ver a nadie. Quiero que me dejes estar a tu lado cuando llores, cuando no puedas con el mundo o cuando te falte poco para caer.
También quiero estar contigo en los buenos momentos; cuando logres un objetivo que te habías marcado, cuando alcances un sueño, cuando llores de alegría o cuando seas feliz.
A cambio te pido que tú también cojas este billete que te lleva directo a mi vida. Sólo quiero que veas cómo se me ilumina la mirada cada vez que apareces o para que veas cómo me río a carcajadas por culpa de tus pedorretas en el cuello.
Quiero que estés a mi lado en lo bueno y en lo malo. Quiero que seas el hombro al que acuda para llorar y que me escuches aunque no tenga mucho que contar.
Coge este billete de ida directo hacia mis labios y no lo pierdas, por favor.
Por pedir pido no poder moverme a mis anchas en la cama porque el hueco que antes estaba vacío ahora lo ocupas tú. Quiero tener las mejores vistas al otro lado de mi cama y que París se muera de envidia.
Quiero saber que podré caminar de la mano contigo por Gran Vía sin tener que esconderme y que todo el mundo sabrá la suerte que tengo al tenerte en mi vida.
Quiero un billete que me permita estar a tu lado, en tus peores momentos. Esos en los que no quieres ver a nadie. Quiero que me dejes estar a tu lado cuando llores, cuando no puedas con el mundo o cuando te falte poco para caer.
También quiero estar contigo en los buenos momentos; cuando logres un objetivo que te habías marcado, cuando alcances un sueño, cuando llores de alegría o cuando seas feliz.
A cambio te pido que tú también cojas este billete que te lleva directo a mi vida. Sólo quiero que veas cómo se me ilumina la mirada cada vez que apareces o para que veas cómo me río a carcajadas por culpa de tus pedorretas en el cuello.
Quiero que estés a mi lado en lo bueno y en lo malo. Quiero que seas el hombro al que acuda para llorar y que me escuches aunque no tenga mucho que contar.
Coge este billete de ida directo hacia mis labios y no lo pierdas, por favor.
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