lunes, 15 de mayo de 2017

El corazón.

El corazón es el que nos mantiene vivos, a una media de 80 pulsaciones por minuto. Hay veces que nos juega malas pasadas y los latidos se disparan. Nuestro corazón reacciona con energía a la primera señal, ante la posibilidad de perder la vida. Reacciona frente a las alteraciones emocionales que genera el estrés, al percibir la ansiedad que nos provoca una alegría inesperada. También reacciona ante el miedo a quedarnos solos, o ante la mala leche que se te pone cuando tu vida empieza a entrar en un callejón sin salida.

Nos pasamos la vida dándole vueltas a las cosas, no paramos de buscar razones inteligentes para hacer lo que queremos y también para justificar por qué no lo hacemos. Y en esta búsqueda entre razón y razón olvidamos que lo que perseguimos está ahí, al alcance de la mano, hasta coinseguir el ritmo que marca nuestro corazón.

Nuestro corazón nos alienta, nos enseña a darlo todo y a renunciar a todo por las personas a las que queremos. El corazón se empeña en mantenernos siempre vivos. Si notamos que se acelera es que vamos por el buen camino. El corazón nos mantiene vivos cuando nos empeñamos en sacar fuerzas de flaquezas y asumimos que sin riesgo no hay gloria. Tomar decisiones difíciles, elegir alejarnos cuando podríamos estar cerca, liberar de sus ataduras a alguien a quien queremos... Tan sólo se puede hacer siguiendo los latidos de tu corazón.

Si notamos que nuestro corazón se acelera es que habremos encontrado una razón para vivir y entonces la vida te cambia.

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