Hasta hace unos minutos estaba convencida de que intentaría luchar por ti, de que intentaría darle una enésima oportunidad a lo nuestro porque te quiero. Pero yo ahora me pregunto ¿para qué? Si hace solamente una semana que me has dejado hecha una mierda en mi casa y te fuiste sin mirar atrás y ahora ya estás buscándome nueva sustituta. No me arrepiento de nada de lo que ha pasado entre nosotros, me ha servido para aprender ciertas cosas.
Cosas como que tengo que valorarme, que no tengo que cambiar por nadie si nadie no cambia por mi, que no tengo que dejar que me tomen el pelo, que se piensen que soy imbécil. He aprendido que tengo que hacerme valer.
Llevo una semana sin dormir, llorando por una persona a la que le ha importado una mierda todas las cosas que hicimos, que vivimos, las metas que superamos y las veces que nos caímos. ¿Para que voy a seguir luchando por ti si a la primera adversidad que se nos presenta decides abandonar como el cobarde que eres?
Me da pena. Me da pena haber abierto los ojos tan tarde y darme cuenta de que en tu vida no era más que un estorbo y un impedimento para vivir la vida que querías desde el primer momento. Quiero cerrar cuanto antes este capítulo de mi vida y seguir adelante.
A rey muerto, rey puesto.
lunes, 29 de enero de 2018
martes, 23 de enero de 2018
Sin fuerzas.
“Mira, no voy a discutir contigo, entiendo que estés dolida, entiendo que ahora te sientas mal y que busques refugio en recuerdos con X, lo entiendo perfectamente, pero no dejes que esto pare tu vida. Porque no hay razón, que si, que es un año, que si que le quieres, que si que lo que tu prefieras. Pero eso no significa que tengas que parar tu vida diaria por esto. Tienes amigos y familia, tienes trabajo, vives sola, haces lo que quieres, y ahora te vas a deprimir porque lo has dejado con un chico? Esa no es la neni que yo conozco. No te pido que lo superes mañana, pero tampoco te bases en "le echo de menos" porque si, le puedes echar de menos, pero eso no va a hacer que vuelva, no va a hacer que volváis a estar juntos. Y tienes que entender eso, comprendo que te duela, pero no puedes hacer ya nada más. No puede decir siempre "Si hubiese hecho esta de otra manera..." Vale no, lo has hecho así y ya está, no puedes volver atrás, igual que no puedes mudarte por el simple echo de que te recuerde a él. No puedes dejar de escuchar a Vetusta Morla por que él te lo haya enseñado, quédate con que has ido a muchas sitios, que has conocido a gente y comido cosas que nunca habías comido, y no porque sea gracias a X. Si habéis roto es porque así tenía que ser, y no hay más, no puedes sacar más de donde no hay, no puedes revivir algo que lleva tiempo muerto y eso tienes que empezar a entenderlo.”
Estas son las palabras que no quiero escuchar. Quiero que alguien me entienda, quiero que me dejen llorar tranquila tres, cuatro incluso cinco días si es lo que necesito. Quiero que entendáis que no puedo con esto. No puedo porque el mayor apoyo que tenia a mi lado se ha ido, me ha dejado, como todos acaban haciendo. No tengo fuerzas, no después de tanto tiempo, no después de tantos recuerdos. Me duele la vida en este momento. No tengo fuerzas para superar estos momentos. En mi casa mire donde mire todo me recuerda a X, por la calle más de lo mismo. ¡Joder! ¿Tan difícil es entender que no puedo yo sola con esto? Que ha sido un año entero de momentos, en mi casa, por la calle, con mi familia, con la suya. Todo eso pesa, y pesa de una manera que no os imagináis. No sé cómo debo actuar ahora. Le quiero, quiero estar con él, quería haber superado esto juntos, pero no hemos hecho nada ninguno de los dos y sin embargo la que se siente como una mierda en este momento soy yo. La que peor lo está pasando soy yo. Llevo desde el domingo llorando sin parar, nada me consuela y no encuentro la solución a esto.
Estas son las palabras que no quiero escuchar. Quiero que alguien me entienda, quiero que me dejen llorar tranquila tres, cuatro incluso cinco días si es lo que necesito. Quiero que entendáis que no puedo con esto. No puedo porque el mayor apoyo que tenia a mi lado se ha ido, me ha dejado, como todos acaban haciendo. No tengo fuerzas, no después de tanto tiempo, no después de tantos recuerdos. Me duele la vida en este momento. No tengo fuerzas para superar estos momentos. En mi casa mire donde mire todo me recuerda a X, por la calle más de lo mismo. ¡Joder! ¿Tan difícil es entender que no puedo yo sola con esto? Que ha sido un año entero de momentos, en mi casa, por la calle, con mi familia, con la suya. Todo eso pesa, y pesa de una manera que no os imagináis. No sé cómo debo actuar ahora. Le quiero, quiero estar con él, quería haber superado esto juntos, pero no hemos hecho nada ninguno de los dos y sin embargo la que se siente como una mierda en este momento soy yo. La que peor lo está pasando soy yo. Llevo desde el domingo llorando sin parar, nada me consuela y no encuentro la solución a esto.
jueves, 18 de enero de 2018
Quiero.
Quiero sorpresas, no promesas.
Quiero llegar a casa de trabajar y encontrarme una carta en el buzón, una en la que alguien me diga cosas bonitas. Incluso una carta de un desconocido recordándome que la vida hay que vivirla.
Quiero que me llames un día y me digas "asómate a la ventana", y que estés ahí, con el móvil en la mano, sonriendo y diciéndome "traigo la cena". Quiero llegar un día a casa y encontrarte en la cocina con las manos en la masa.
Quiero que llegues con dos entradas para ir a ver esa peli que tanto nos llamó la atención. Quiero que me invites a bailar, a salir una noche, a desconectar.
Quiero a alguien que me abrace cuando vea que algo no va bien, que algo me quita el sueño por las noches. Quiero a alguien a mi lado que me conozca más que yo a mí misma.
Quiero llegar a casa de trabajar y encontrarme una carta en el buzón, una en la que alguien me diga cosas bonitas. Incluso una carta de un desconocido recordándome que la vida hay que vivirla.
Quiero que me llames un día y me digas "asómate a la ventana", y que estés ahí, con el móvil en la mano, sonriendo y diciéndome "traigo la cena". Quiero llegar un día a casa y encontrarte en la cocina con las manos en la masa.
Quiero que llegues con dos entradas para ir a ver esa peli que tanto nos llamó la atención. Quiero que me invites a bailar, a salir una noche, a desconectar.
Quiero a alguien que me abrace cuando vea que algo no va bien, que algo me quita el sueño por las noches. Quiero a alguien a mi lado que me conozca más que yo a mí misma.
miércoles, 17 de enero de 2018
Empezar a vivir... al fin.
Soy el reflejo de esa persona a la que no quiero ver. Me planto frente al espejo y no soy capaz de mirarme, porque sé que si lo hago estaré mirando directamente a la cara a mis propios demonios. Tengo todos los errores, defectos e inseguridades marcados en algún rasguño sin cicatrizar en la espalda. Tengo los ojos tristes y la mirada perdida.
Soy un conjunto de locura y autodestrucción. Una bomba a punto de estallar. Soy dos manos temblando sin saber a qué agarrarse porque estoy encerrada en lo más profundo de mí misma. ¡Joder, no sé cómo salir de aquí!
Me partí el pecho en el intento de ser perfecta y sentí cómo se me colaron las inseguridades y los miedos. Sentí cómo poco a poco comencé a perder mi esencia y empecé a hacer de mis días una lucha interminable.
Acabé convirtiéndome en el campo de batalla de una guerra de desgaste. También me apunté a mí misma una y otra vez sin ser consciente de que si disparaba sería una vencedora vencida. Una vencida que en vez de luchar por sí misma acabó luchando por un canon que atenta contra lo increíble de cada persona. Debería haber entendido que mis defectos me hacían humana, una luchadora nata y una persona invencible.
Soy un conjunto de locura y autodestrucción. Una bomba a punto de estallar. Soy dos manos temblando sin saber a qué agarrarse porque estoy encerrada en lo más profundo de mí misma. ¡Joder, no sé cómo salir de aquí!
Me partí el pecho en el intento de ser perfecta y sentí cómo se me colaron las inseguridades y los miedos. Sentí cómo poco a poco comencé a perder mi esencia y empecé a hacer de mis días una lucha interminable.
Acabé convirtiéndome en el campo de batalla de una guerra de desgaste. También me apunté a mí misma una y otra vez sin ser consciente de que si disparaba sería una vencedora vencida. Una vencida que en vez de luchar por sí misma acabó luchando por un canon que atenta contra lo increíble de cada persona. Debería haber entendido que mis defectos me hacían humana, una luchadora nata y una persona invencible.
viernes, 12 de enero de 2018
Marcos Taboada.
"Venga, joder, no te rindas ahora. No has llegado hasta aquí para quedarte tirada. Levántate, por favor. No puedo verte así, diciendo que no vales nada y que no vas a hacer nada. Yo siempre he creído en ti. Venga, vamos, sigue luchando. Cuando te conocí, dijiste que eras de esas que luchaban hasta el final por conseguir sus metas. Ya sé que has cambiado, el tiempo hace eso con las personas que sufren. Y que esta meta es más alta que nunca. Pero en el fondo sé que esa idea sigue igual en ti, y lo único que necesitas hacer es encontrarla. Lucha, pequeña, lucha. No te creas a
esos que retuitean "como tú no hay dos, hay dos millones". Porque sabes
de sobra que es mentira, que sólo es una excusa para no sentirse tan
perdedores. Más bien créete a los que llevan por bandera algo parecido a
"you don't give up on people you love", o "we'll fight 'till it's
over", porque over significa el final de nuestra puta vida. Igual que
esa absurda gilipollez de que si falla el plan A, el abecedario tiene 26
letras más. Ignórala, ellos se equivocan. Venga, sigue, yo sé que tú
puedes. Que la dificultad te haga más bonita la escalada. Pelea por tus
sueños, que si necesitas un empujón yo te lo doy. Pero por favor, no
vuelvas a decirme que eres lo peor, que no eres capaz, no vuelvas a
decirme que hoy lo dejas. Porque no te dejo."
Marcos, querido, has dado en el clavo. Estas palabras me inspiran tanta energía. Tantas ganas de seguir luchando. De volver a marcarme metas. De conseguir lograr aquello que llevo intentando años, de ser libre. Y de ser feliz, al fin, siendo yo el motivo de esa felicidad. Y cuando sienta que no puedo más, necesito a alguien a mi lado con la misma energía que tú, que me diga que yo puedo, que me ayude a levantarme, que me eche una mano, pero no al cuello.
Marcos, querido, has dado en el clavo. Estas palabras me inspiran tanta energía. Tantas ganas de seguir luchando. De volver a marcarme metas. De conseguir lograr aquello que llevo intentando años, de ser libre. Y de ser feliz, al fin, siendo yo el motivo de esa felicidad. Y cuando sienta que no puedo más, necesito a alguien a mi lado con la misma energía que tú, que me diga que yo puedo, que me ayude a levantarme, que me eche una mano, pero no al cuello.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)