lunes, 24 de septiembre de 2018

Esta es la última vez que te escribo.


Me dijeron una vez que, cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se empeñan en no salir, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y funciona. Me funcionó en su momento. Hoy, después de meses, me he vuelto a sentir como en aquellos tiempos y me he reconocido, tiempo atrás, en una situación similar. Por ello, voy a escribir lo que siento. Pero seré sincera por última vez. Venga lo que venga después, no volveré a hablar del tema. 

No se trata de rencor, no se trata de querer y no poder. Que no quisiéramos cambiar nada, de nada serviría poder hacerlo. Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo, de que alguien las lea. (Sé que la persona que tiene que leer esto lo hará, con eso me basta). Porque en algún momento de mi vida alguien me dejó marchar, y aunque haya llovido bastante desde entonces y sus huellas se hayan borrado por completo, de vez en cuando, recuerdo que un día alguien me dejó marchar. Y hoy, simplemente, quiero darle las gracias porque sin él, y esos días grises, hoy todo sería diferente. Por lo que, a quien me dejó marchar le doy las gracias por haberme construido.

Hubo días malos. No vamos a fingir que no ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino que sí. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo se acaba, de una manera u otra.

Pero también hubo días buenos. En los que comparo, y me doy cuenta de que tal vez es mejor así. Y que, probablemente, hubiera sido mejor así desde hace más tiempo del que queríamos creer. Que nos aferramos tanto a algo, simplemente por rutina o por comodidad, que olvidamos todo lo bueno que nos estamos perdiendo.

No te deseo nada malo, de hecho, espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Que esta vez sepas valorar lo que tienes al lado. A veces, simplemente, las cosas no salen como queremos. Que esa frase de “no eres tú, soy yo” tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué pasó? La vida. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también que las cosas se pudieron hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte. Podríamos haber estado a la altura y ninguno de los dos lo hizo, no vale ahora echarse en cara cosas del pasado. 

No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió entre mis 
recuerdos. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí. 

Pero alguien ocupó tu lugar. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero también tengo que decir, a quien me dejó marchar, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy segura que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Que nadie volverá tampoco a cabrearte de la misma manera. Ni a hacerte llorar. Tampoco nadie intentará sorprenderte siempre de la manera que yo lo hacía. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume, que resulta ser el mismo que usas tú y que tantas veces te robaba, y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí y en esos momentos. 

¿Sabes qué creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me echas de menos.

Hay historias que nunca acaban pero, del mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Te deseo lo mejor a ti, a quien me dejó marchar, por hacernos libres.


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