Una noche como la de hoy, cuando menos te lo esperas, tu mente empieza a recorrer cada una de las
pequeñas cajas fuertes que hay en ella. Cajas fuertes un poco especiales, unas que no tienen candado y que no necesitan ni llave ni código de seguridad para abrir, unas cajas que se abren así, sin más, sin pretenderlo siquiera. A veces se abren para bien y otras
para mal, pero nunca podrás controlarlo.
Dentro de muchas de estas cajas se almacenan unas
conversaciones no tan cualquieras y que, sin comerlo ni beberlo, salen sin más, salen de dentro. Unas son conversaciones simples. Otras tantas conversaciones cortas. Conversaciones más largas de lo que deberían ser. Conversaciones sin sentido. Conversaciones por conversar.
Conversaciones contigo.Y hazme caso que de estas últimas hay muchas, muchísimas y no terminan por mucho que nos quedemos sin temas de conversación.
En nuestras conversaciones hay deseo e ilusión por algo que vendrá sí, pero nunca tristeza.
Conversaciones para convencerte de que yo más, siempre. Conversaciones para demostrarme que tú sabes de todo más que yo, siempre. Conversaciones para imaginar un
futuro, nuestro futuro juntos. Conversaciones de dos enamorados. Y esos dos somos tú y
yo. Como otras veces, como siempre. Dos enamorados que seguirán
almacenando conversaciones hasta que su mente no les deje conversar
más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario