No hace falta contar los días que han pasado, los kilómetros que nos separan (aunque vivas a menos de 60 km de mi) o las personas que nos distancian. No lo necesito. Fuiste la pieza principal del puzzle, esa que ya no encaja ni a presión, que vive de sueños e ilusiones que ya no coinciden con los míos.
Gracias por haberme enseñado a llorar, por haberme vuelto fuerte, por haber bombardeado a besos mis mejillas. Gracias por hacer que sintiera amor, ese algo que a gente como yo le daba miedo sentir. Tú, mi travesura realizada, has
conseguido que aprenda a golpes, a palabras y sin libros.
Así, sin magia ni trucos te fuiste o me
marché yo, quién sabe. De aquello que construimos entre los dos, solo quedan los huesos y hoy somos
como dos extraños que no tienen el valor de mirarse a la cara.
Nunca he llegado a odiarte. Había veces que pedía que
volvieras arrepentido, ahora sólo sonrío cuando alguien se llama como
tú, después se me hace una bola en el estómago y de nuevo revivo. Porque el tiempo ha pasado, las heridas han cicatrizado y yo he crecido, pero no a tu lado.
Hoy brillo más que nunca, me hiciste
daño, incluso sé que yo a ti también te lo hice, aunque debo decir en mi defensa que nunca lo hice intencionadamente. Aprendí a querer sin barreras, a amar a fuego lento. A fijarme más en los defectos de la otra persona y a acabarla queriendo incluso más por eso mismo.
Hoy te doy las gracias por haberme mostrado
otro mundo que no era ni blanco ni gris, sino que tenía el mismo color que tenían tus
mejillas cada vez que salías de nadar, y que, aunque ya no estés, sé que todo sigue igual.
Gracias por haberme convertido en la persona que soy a día de hoy,
y puedes estar tranquilo,
no puedo odiarte,
y mucho menos te tengo rencor.
Porque al fin y al cabo, al igual que alguien se enamora locamente de una persona, también tiene derecho a desenamorarse. Sin embargo, también vengo a advertirte de que
el día que me olvides por completo, de la nada, sin quererlo, apareceré de nuevo en tu cabeza, soy así, yo no duelo, yo marco, me quedo
tatuada en tu piel y me esposas a tu pecho, queriendo o sin
querer.
Simplemente gracias por todo, a ti, travesura realizada.
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