sábado, 28 de marzo de 2020

Quiérete

Ale, no busques la felicidad en los demás si no eres capaz de encontrarla en ti misma. Vive. Duele. Sangra. Cáete. Lame tus propias heridas. Quiérete como nadie ha sido capaz de quererte. Sé el amor de tu vida. Aprende a reírte contigo y de ti. Aprende a no necesitar a nadie, ni nada, para ser feliz. Aprende a no depender de nadie. A llorar sin esperar que nadie venga a secarte las lágrimas. A bailar sin que nadie te tienda la mano para bailar juntos.

Entiende que eres la única persona que estará siempre contigo misma. Y sigue queriéndote como nadie te ha querido nunca. Porque entonces estarás lista para que los demás te den su felicidad y su amor. Entonces aprenderás a recibir y a dar. Pero si no te quieres, te aceptas y te ríes sola, todo se romperá cuando venga alguien y te haga reír, querer y encontrar la felicidad. Porque esa felicidad, ese amor, serán suyos y por mucho que te los dé, no se sostienen si tú no eres capaz de quererte tanto como para darle tu amor.

Así que lámete las heridas y aprende a quererte, y solo entonces, comparte. 

viernes, 27 de marzo de 2020

Planes

Que llegaríamos a los sesenta juntos, y que eso sólo sería el principio, que inventaríamos otras maneras de besarnos porque la rutina nunca podría derribarnos, que te acabaría gustando que te tocase con los pies fríos justo antes de irnos a dormir - y yo solo creía que lo que más me gustaría de ello sería la risa que se me escaparía mientras me hicieras cosquillas para que te los quitase de encima-. También que inventarían películas para nosotros, que durasen exactamente cuatro minutos y doce segundos, para que después ya pudiésemos dejar de reprimir las ganas de besarnos; el cine siempre nos la tuvo jurada, pero nosotros nunca fuimos sinceros cuando proponíamos noches de cine.


Pensé en diecisiete países en los que nos besaríamos hasta el amanecer, hablamos sobre los hijos que nunca supimos si nos daría tiempo a tener. Siempre teníamos planes en la mente y besos en la boca. Cruzábamos los días en rojo porque nos costaba esperar a las noches.


Que nunca nos faltaría una mano a la que agarrarnos, pero menuda lástima que no especificáramos que no tenía por qué ser la del otro. Que nunca habría distancia porque nos sentiríamos cerca aún estando lejos, porque el frío no era tan fuerte como nuestras ganas de tenernos. Que todo lo que soñábamos a las tantas de la noche lo íbamos a cumplir al despertar, pero siempre se nos pasaban todos los sueños de largo por estar revolcándonos entre las sábanas de mi cama.


Que nunca se llega tarde a la vida de alguien si te quedas para siempre.


Quizá ese fue el problema, que llegaste tarde y te fuiste pronto, porque una persona que no está para siempre se va pronto.


O simplemente que decías que me querías como nadie, pero la cagaste como todos.