- ¿En quién piensas cuando no piensas en nada?
Esperaba que contestara:
- En ti.
Pero se quedó callado, pensó la respuesta y luego me dijo:
- No me suele pasar.
Y nos callamos. Nos callamos demasiado, y nos dejamos de caer bien en la cama, y nos tropezamos, pero no sólo con los jueves, que siempre están en medio, sino también con los viernes y los sábados. Nos descompasamos en la vida y dejamos de pisarnos aposta. Yo quería subirme a sus pies para que viera que caminar juntos, aunque costara, era más divertido.
Le echo de menos ahora y echo vino blanco de más en la copa, por eso de no tener la copa vacía nunca.
No es por ser una cabrona pero prefería que el sol no saliese por las mañanas en mi cuarto o quitarle las pilas al reloj por eso de que no tuviese que echarle de mi lado demasiado pronto.
Y así enlazamos mis mediodías con sus medianoches y el resto del tiempo pensaba que estábamos hechos el uno para la otra, pero esas cosas, según él, nunca debían decirse, y yo nunca fui de hacer preguntas que no supiésemos responder.
Nunca me echó, pero tampoco me pidió que me quedara y yo pensaba en él cuando no pensaba en nada.
"Nos hemos acabado del todo."
Fuimos la pareja más imperfecta que podría haber existido y somos el amor más contradictorio que podríamos haber tenido. Yo sólo quiero que sepas terminar y dejar las cosas en su sitio. Si vamos a acabar, empieza acabando conmigo.
jueves, 12 de septiembre de 2019
viernes, 6 de septiembre de 2019
Natalia
Hoy he quedado con Natalia. Hacía unas semanas que no quedábamos. Necesito escribirle esto aunque no creo que llegue a leerlo alguna vez.
Hace tiempo me di cuenta de que la amiga que tenía hace 6 o 7 años dejó paso a la nueva Natalia. La que es responsable de una bebé preciosa, tanto o más que su mamá. Dejó paso a la chica amable, cariñosa y súper atenta.
Me siento tan orgullosa de ella que no me cabe en el pecho el orgullo. Ha sido capaz de sacar adelante ella sola una vida. Les ha cerrado la boca a todos esos que decían que no sería capaz de hacerlo, que sería una mala madre, a esos que le decían que no sabe dónde se mete. La primera yo. Me acuerdo todavía de las ganas que tenía de verle la carita a esa bebé pequeña. Me acuerdo de los nervios, de los miedos, de las inseguridades. Pero qué bien lo ha hecho y lo sigue haciendo.
Siempre he dicho que no quiero ser madre, quien me conoce de verdad sabe que esto es cierto, pero viendo a mi amiga y lo bien que lo ha hecho los miedos desaparecen. Llegan las ganas.
Me siento muy orgullosa de que me hiciese caso en su momento. Me siento parte de su vida de alguna manera.
Hace tiempo me di cuenta de que la amiga que tenía hace 6 o 7 años dejó paso a la nueva Natalia. La que es responsable de una bebé preciosa, tanto o más que su mamá. Dejó paso a la chica amable, cariñosa y súper atenta.
Me siento tan orgullosa de ella que no me cabe en el pecho el orgullo. Ha sido capaz de sacar adelante ella sola una vida. Les ha cerrado la boca a todos esos que decían que no sería capaz de hacerlo, que sería una mala madre, a esos que le decían que no sabe dónde se mete. La primera yo. Me acuerdo todavía de las ganas que tenía de verle la carita a esa bebé pequeña. Me acuerdo de los nervios, de los miedos, de las inseguridades. Pero qué bien lo ha hecho y lo sigue haciendo.
Siempre he dicho que no quiero ser madre, quien me conoce de verdad sabe que esto es cierto, pero viendo a mi amiga y lo bien que lo ha hecho los miedos desaparecen. Llegan las ganas.
Me siento muy orgullosa de que me hiciese caso en su momento. Me siento parte de su vida de alguna manera.
jueves, 5 de septiembre de 2019
He vuelto a fumar
Joder, no quería hacerlo y mira. Aquí estoy. A las 21h53 en la terraza de mi habitación recordando viejos tiempos, viendo como poco a poco se consume el cigarro.
Llevo varios días con una sensación rara en el cuerpo. Necesito encontrar algo que me llene, algo que me haga darme cuenta de que cada día cuenta. Algo que me ayude a vivir, no a sobrevivir.
Llevo varios días pensando que te echo de menos, pero no como te imaginas. No echo de menos nuestra relación, ni mucho menos, ni siquiera te echo de menos a ti físicamente. Echo de menos lo que teníamos. La sensación de saber que estabas para todo, que eras amigo antes que pareja, que podía contarte cualquier gilipollez y que creías en mi.
Siempre me sentí muy apollada por ti, a lo mejor por eso sigo dedicándome a escribir cuando algo no va bien y no soy capaz de hablar de ello.
Compartimos esperanzas para el futuro, sueños que nunca se harán realidad, logros que nunca se cumplieron y muchas decepciones que la vida decidió dejarnos.
Estoy demasiado estancada, no sé cómo seguir. No sé lo que siento ni soy capaz de descubrirlo. No queriendo hacer daño a nadie me lo estoy haciendo a mi misma.
Queriendo hacer las cosas bien, al final, la estoy cagando y no sé cómo arreglarlo.
lunes, 2 de septiembre de 2019
Los días raros.
Escuchando a Vetusta Morla de fondo me doy cuenta de que hoy es uno de esos días raros. Es un día de esos en los que noto que algo no va bien, que algo falla. Es un día de esos en los que no sabes si aguantarte las lágrimas o dejarlas que campen a sus anchas por tus mejillas.
Son las 20:55 de la tarde y llevo todo el día con el cuerpo raro. Esta mañana, tras otra bronca, se me ha venido el mundo abajo. Pensaba que había avanzado, que estaba caminando lejos, dejando atrás todos los fantasmas del pasado, pero me he dado cuenta de que sigo en el mismo sitio, estancada como hace meses, echando raíces en el suelo.
Soy de las que piensan que los finales felices escasean aunque por el camino nos llevemos alguna que otra alegría. Soy consciente de que podría hacer las cosas mejor, seguir las reglas impuestas por la sociedad pero prefiero salirme del camino dejándome llevar por los problemas. Es muy agotador pensar siempre en los demás, dejándote a ti siempre atrás.
Hoy han vuelto los fantasmas del pasado, esos que pensaba que ya me habían abandonado. Los recuerdos mejor guardados en el fondo del corazón, para que no duelan tanto. Enterrados. Sólo me hace falta cerrar los ojos y recordar cómo quedó todo la última vez, manchado de gris, de palabras amargas. No, créeme, no quiero que vuelva a repetirse ese desastre. Nada de esto merece la pena, porque hay cosas, viejo amigo, que no deberían ser.
Como bien dice Pucho en Mapas, cada error en cada intersección, no es un paso atrás, es un paso más.
Son las 20:55 de la tarde y llevo todo el día con el cuerpo raro. Esta mañana, tras otra bronca, se me ha venido el mundo abajo. Pensaba que había avanzado, que estaba caminando lejos, dejando atrás todos los fantasmas del pasado, pero me he dado cuenta de que sigo en el mismo sitio, estancada como hace meses, echando raíces en el suelo.
Soy de las que piensan que los finales felices escasean aunque por el camino nos llevemos alguna que otra alegría. Soy consciente de que podría hacer las cosas mejor, seguir las reglas impuestas por la sociedad pero prefiero salirme del camino dejándome llevar por los problemas. Es muy agotador pensar siempre en los demás, dejándote a ti siempre atrás.
Hoy han vuelto los fantasmas del pasado, esos que pensaba que ya me habían abandonado. Los recuerdos mejor guardados en el fondo del corazón, para que no duelan tanto. Enterrados. Sólo me hace falta cerrar los ojos y recordar cómo quedó todo la última vez, manchado de gris, de palabras amargas. No, créeme, no quiero que vuelva a repetirse ese desastre. Nada de esto merece la pena, porque hay cosas, viejo amigo, que no deberían ser.
Como bien dice Pucho en Mapas, cada error en cada intersección, no es un paso atrás, es un paso más.
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