Un año.
12 meses, 365 días, 8760 horas, 525.000 minutos, 31.536.000 segundos han pasado desde aquel 17 de diciembre del 2016 tan especial y perfecto.
¿Te acuerdas del lío que montamos? Si es que somos el desastre en persona. Y bueno, después de aquel lío por fin nos encontramos, igual de nerviosos los dos. La tarde sólo pudo mejorar después de aquello.
El paseo por el parque, el rato ayudándome a escoger el regalo de Dani, la conversación tan interesante en el 100 Montaditos, la peli y la peli después de la peli. Esa noche fue perfecta.
Te agradezco que aparecieras en mi vida, que tuvieses tantos detalles conmigo el día que nos conocimos, te agradezco que te quedaras al día siguiente, y al otro, y todos los que le siguieron a aquel.
Gracias por haberme aguantado este año todas mis manías, todas mis rabietas y por aceptarme y quererme tal cual soy. Gracias por no dejar que me fuese a casa aquel 1 de enero, aunque eso haya supuesto conocer a tu familia antes de lo debido. Gracias por tantas cosas que no puedo explicar.
Desde que entraste en mi vida me la cambiaste completamente. De ahora en adelante quiero seguir sumando días, meses, años y todos los retos que se nos pongan por delante. Quiero que nos levantemos juntos tras cada caída, quiero que vayamos en la misma dirección y por si acaso uno de nosotros se tuerce que el otro sepa enderezarlo.
Quiero que seas mi presente y que sigas siendo mi futuro. Y quiero que sepas que te quise ayer, te quiero hoy y te querré mañana porque te lo mereces, porque has sabido ganarme poquito a poco. Y, por último, quiero aprender a quererte mejor cada día, y sí, mejor, porque quererte más es imposible.
Te quiero.