Hace ya bastantes madrugadas que no visitas mis sábanas, que me está pidiendo a gritos que vuelvas, supongo que te echarán de menos y no hace falta que diga que yo también, que desde que te marchaste mi vida ha cambiado y no creo que vuelva a ser la misma hasta que el remolino de recuerdos desaparezca. Pero tampoco me apetece ser la que era antes cuando estaba contigo. No quiero volver a sentirme tan extrañamente bien por ningún ser que no seas tú. No me place compartir mis labios con nadie si no es contigo. ¿No lo recuerdas cariño? Dijiste que nunca dejarías que alguien experimentase la sensación de probar mis labios, y ahora... Ahora todo lo que me dijiste está en el aire.. Las palabras van sin rumbo. Supongo que irán a otros oídos a los que les prometas lo mismo.
Me haces falta como nunca. Lo único que conseguiré será dejar de lado las rutinas contigo, las sonrisas que se me dibujaban en el rostro inconscientemente al verte, lo especial que era hacer absolutamente todo contigo. Ya que te marchaste podrías por lo menos tomarte las molestias de volver para explicarme cómo conseguir que me duela menos tu ausencia. Que tú me duelas menos.
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