Soy de ese tipo de chicas que tiene que tener siempre la última palabra. Que si quiere puede ser la mejor, pero si se lo propone puede llegar a ser también la peor. Soy muy caprichosa y bastante borde. Odio madrugar los sábados y acostarme muy pronto los viernes. Odio tener que repetir miles de veces la misma cosa pero, sin embargo, me encanta que me las repitan.
Necesito sentirme querida siempre. Soy muy cariñosa. Me encanta dar besos y también necesito que me den un abrazo todos los días. De esos que te transmiten que todo irá bien.
Nunca me decido por nada; un día quiero una cosa y al siguiente puedo querer todo lo contrario. Puedo tener millones de defectos, pero no soy de las que se rinden fácilmente. Soy de las que siguen adelante y no tiran la toalla.
Me encanta escuchar canciones tristes y pensar que podría estar peor. Soy lo más pesimista de este planeta. Odio los lunes y soy fan de los viernes- manta- peli- amigos. Me encanta hacer reír a la gente. Soy demasiado desconfiada con desconocidos y muchas veces desconfío incluso de mi gente.
No soporto que nadie me diga lo que tengo que hacer. No tengo pájaros en la cabeza, tengo un palomar entero.
Soy una mentirosa compulsiva pero me puede la conciencia y acabo confesando. No aguanto más de dos horas enfadada con alguien. Tengo muy mala memoria y se me acaban olvidando las cosas, sobre todo las razones de ese enfado. Si me lo propongo puedo llegar a ser la persona más falsa del mundo. De hecho, ahora mismo en mi clase soy la más falsa. ¿Por qué tengo que ser amable con las personas que me caen mal? Porque quiero tener un año tranquilo y no tener problemas con nadie.
Me preocupo demasiado por tonterías y me acabo rallando por cualquier cosa, aunque sea una chorrada. Me encanta malmeter contra la gente que me cae mal pero lo que verdaderamente me gusta es cuando alguien me mira intentando buscar una sonrisa mía con tan sólo una mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario